En 2003, Peter Agre recibió el premio Nobel de Química por su descubrimiento de los acuaporinos, que son los canales por donde el agua pasa de una célula a otra. La semana pasada, este simpático y dinámico científico ofreció una conferencia en la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
"Mis padres proceden de familias de granjeros. Mi madre no fue a la universidad -no tuvo dinero- pero mi padre sí. Hizo un doctorado y se convirtió en profesor de Química. Él se tomaba la educación muy en serio. De niños siempre nos hablaba de ciencia y de su importancia. Nunca he olvidado su inspiración", cuenta Peter Agre.
"Mis padres proceden de familias de granjeros. Mi madre no fue a la universidad -no tuvo dinero- pero mi padre sí. Hizo un doctorado y se convirtió en profesor de Química. Él se tomaba la educación muy en serio. De niños siempre nos hablaba de ciencia y de su importancia. Nunca he olvidado su inspiración", cuenta Peter Agre.
Usted siguió los pasos de su padre en la Química.
Cuando era niño, mi padre era mi máximo héroe -supongo que eso le pasa a un montón de gente-. Pero cuando entré en la adolescencia, me convertí en un rebelde; entonces, dejó de serlo. Pero ahora lo es de nuevo. La naturaleza humana es muy predecible.
Tengo entendido que, en la secundaria, sus notas en Química eran más bien bajas.
Es cierto. Y no estoy orgulloso, pero creo que es importante no darnos por vencidos. Si lo hubiera hecho, nunca hubiera logrado esto. Y creo que es importante que la sociedad entienda que no todos los estudiantes son perfectos. De hecho, la mayoría tienen imperfecciones y estas imperfecciones suelen convertirlos en gente curiosa. Aquellos que saben todas las respuestas suelen asumir que ya todo está determinado. No debemos abandonar a los que no tienen las mejores notas.
Los estudiantes con notas no muy buenas pueden sorprender en el futuro.
Por supuesto. Pensemos en la biografía de Albert Einstein. Él no era un estudiante perfecto. Antes de entrar a la universidad usted viajó mucho. ¿Por qué?
Parte de la educación es entender otros países y uno no puede hacerlo en Epcot Center. Hay que visitarlos. El mundo en desarrollo es un lugar especialmente importante. Además, uno hace amigos y esto, en la ciencia, es muy relevante. La ciencia es una actividad más internacional que las olimpiadas, incluso. Yo tengo colegas del Perú, Argentina, Venezuela, Nueva Zelanda, China, etc. Ellos llegaron a nuestro laboratorio y se hicieron nuestros amigos para siempre. Cuando yo era estudiante, recuerdo a un estudiante palestino que odiaba a los israelíes. En el laboratorio conoció judíos por primera vez y se hicieron grandes amigos. Estas cosas pasan en la ciencia.
El trabajo que lo llevó a obtener el Nobel empezó investigando sangre.
Sí. Yo soy hematólogo. Yo aislé las células de los glóbulos rojos y las reservé en cloroformo. Eso nos dio una nueva herramienta para estudiar sus proteínas. El gran suceso de aquella investigación estuvo en el cerebro y en los riñones.
No fue lo que se propuso.
Así es la ciencia. Uno no puede predecir por dónde van a salir los resultados más importantes. Ninguno de nosotros es dueño de la ciencia. Nos pertenece a todos. Y no podemos tampoco estar seguros de que un camino determinado nos llevará a hacer dinero. Yo no soy un hombre adinerado, pero soy rico en mi vida por mis amigos, mis colegas y mi familia. Esa es la mayor de las riquezas.
Cuénteme de los acuaporinos, cuyo descubrimiento le dio el Nobel de Química.
Es una proteína que se encuentra en toda forma de vida. Es, básicamente, el sistema de cañerías que permite que el agua entre y salga de las células. Machu Picchu tiene todo un sistema de canales que sigue trabajando cientos de años después de que fuera edificada. Esos canales permiten que el agua entre y que, después, se vaya. Que el agua no llegara, sería malo. Y, si el agua llegara y se quedara, sería malo también. Tiene que haber un balance. Así son los acuaporinos. Tan simple como eso. Bueno, es más complicado. Pero esa es la idea. Y cualquiera puede entenderla.
A la conferencia que ofreció asistieron muchos estudiantes jóvenes.
Sí. Y el papel que van a jugar es importantísimo. Espero que el Gobierno peruano lo entienda. Generar una Miss Universo peruana es muy bonito. Pero generar científicos es la mejor inversión que puede hacer una sociedad para las futuras generaciones. El Perú es un país pobre en un sentido, pero potencialmente es muy rico, porque todo está por ser hecho.
Usted trabaja en el mundo académico. ¿Qué piensa de la industria privada?
Yo he trabajado en la industria privada. Y trabajé para Gertrude Elion, quien ganó el Nobel por inventar la quimioterapia. La industria y la academia deben trabajar juntas, porque así pueden resolver grandes problemas. Pero hay límites para el capitalismo. George Bush no es mi mejor amigo.
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